La cuenta atrás continúa y las señales que anuncian la proximidad de la navidad se hacen más evidentes cada día a nuestro alrededor. Y hablando de anuncios, uno de los cambios más significativos podemos advertirlo en la publicidad; a estas alturas la publicidad navideña ya ha desplazado totalmente los anuncios de detergentes, lavavajillas y cereales para el desayuno para dar paso al cava, los juguetes, el turrón, los juguetes, las colonias, los juguetes, y un largo etc... (¿he mencionado los juguetes?) Todo producto al que se le pueda incorporar un lazo de regalo tiene prioridad en estas fechas, es tanta la fiebre por regalar que no sería de extrañar estos días ver a una cajera de supermercado envolviendo con papel de regalo un paquete de compresas (eso sí, de las mejores y con alas) Como cada año, el pistoletazo de salida en el mundo de los anuncios televisivos viene dado por el anuncio de Freixenet, con la excepción de los spots de juguetes; éstos van a su aire y ya llevan tiempo poniendo a prueba la capacidad nula de selección que tienen los niños (y digo capacidad nula porque son incapaces de elegir: los quieren todos) y la paciencia y nivel de desesperación que son capaces de soportar sus padres... ¡Y qué juguetes! Antes los niños éramos felices con cuatro muñecos, ya fuesen mádelmans, airgamboys o barbies (curiosamente estas últimas también eran las preferidas de las niñas) a los que símplemente podías moverles la cabeza y las extremidades (aunque extremidades sólo cuatro, ya que por algún oscuro motivo los modelos masculinos y los femeninos eran exactamente iguales de cintura para abajo) Hoy en día cualquier muñeco que se precie debe eructar, expulsar babas y por supuesto padecer de incontinencias imprevistas. A veces pienso (lo sé, a mí también me sorprende) que si esto sigue asi: ¿qué harán los muñecos dentro de cuatro o cinco años? ¿girarán la cabeza 360 grados al tiempo que vomitan y lanzan tacos? prefiero no pensarlo... Pero volvamos al anuncio rey: el spot de Freixenet. Resulta muy curioso ver cómo este anuncio se ha convertido en un referente de la navidad en nuestro país: cada año millones de españoles se sientan el mismo dia y a la misma hora delante del televisor para ver un anuncio. ¿Y como se consigue esto? porque sin menospreciar al nuevo "ex-007" ¿acaso no hay spots mucho más originales y divertidos? ¿cómo consigue Freixenet crear tanta expectación? En realidad la respuesta es bien fácil: gastando más dinero que los demás. La creatividad, la originalidad y la imaginación juegan aquí papeles secundarios, lo importante es vender y la mejor forma de conseguirlo es deslumbrar. Pensémoslo un momento: cuando abrimos la puerta de casa y aparece al otro lado un humilde vendedor de enciclopedias, nuestra reacción instintiva es deshacernos de él lo antes posible, pero ¿y si apareciese montado en una limusina y vestido de armani? no sólo se le abrirían la mayoría de las puertas (aunque sólo fuera por morbo o curiosidad) sino que seguro que además hasta le ofrecerían café y pastas. Como diría Boris Izaguirre es cuestión de glamour, la navidad rebosa glamour... y los de Freixenet lo saben.