Llegó de nuevo el més de enero y con él las primeras rebajas del 2005. En esta época del año, con las navidades a nuestras espaldas y moviéndonos entre un sinfín de carteles que nos prometen generosos y fabulosos descuentos de hasta el 50%, la economía de los españoles se tambalea más que las teorías conspiratorias de Acebes y las tarjetas de crédito quedan tan gastadas que algunas hasta empiezan a perder su rigidez, amenazando con quedar colgando flácidamente de nuestros dedos, como si fuesen de trapo.

Lo cierto es que estos días, las grandes superficies y los centros comerciales se ven atiborrados de gente ávida de rebajas y la fiebre por las compras se adueña de casi todo el mundo: jerseys, camisas, chaquetas, mantas, artículos para el hogar, muebles, electrodomésticos, aparatos electrónicos... todo está rebajado. Miremos donde miremos nos encontramos con el inevitable "hasta el 50%" y miremos donde miremos vemos a gente portando bolsas.

Según algunos estudios sociológicos (algo que está muy de moda últimamente, si un estudio no es sociológico no merece la pena) los españoles vamos a gastarnos una media de 200 ? por barba en estas rebajas de enero (yo estoy por afeitarme y que los míos se los coma otro) lo cual significa que, contando que somos unos 43.000.000 de españoles, en 15 días gastaremos unos 8.600.000.000 de euros. Eso sí, pagados en tres cómodos plazos y sin intereses (¿cómodos plazos? ¿desde cuando un plazo es cómodo? cómodo es mi sofá)

Y es que ¿cómo se puede permanecer impasible ante una oportunidad asi? ¿quién no necesita imperativamente un reproductor de MP3 del tamaño de un supositorio? ¿o una cámara digital de 14 megapíxeles y medio? ¿existe alguien capaz de desplazarse en coche sin un sistema GPS? ¿acaso es posible llevar una vida normal sin poseer un móvil de tercera generación con capacidad de videollamada y cámara digital con la que capturar todos esos momentos especiales que todos tenemos a diario?

Lo curioso es que, paradójicamente, este impulso comprador está movido por el ahorro: la idea es que cuanto más gastemos más ahorraremos y aunque nuestras cuentas bancarias queden más bajas que la autoestima de los concursantes de GH nosotros deberemos seguir comprando, por lo menos hasta llegar a los 200 ? no sea que luego nos fallen los estudios sociológicos.